sábado, 16 de noviembre de 2013

LA PARTIDA DE AJEDREZ DE ALBERTO FABRA EN RTVV


El anuncio del cierre de RTVV por el Presidente del Consell, el Muy Honorable Alberto Fabra, ha provocado el rechazo de la totalidad de los partidos políticos y de la mayoría de la sociedad valenciana. Los argumentos que ha puesto encima de la mesa el Consell para justificar el cierre, se caen por su propio peso; no han dado cifras concretas del coste del cierre frente al mantenimiento del servicio, no se ha calculado el coste económico y laboral indirecto que supondrá el acabar con toda la actividad que se movía alrededor de la televisión y la radio públicas valencianas; no se ha especificado el coste social que provocará el carecer de un servicio de apoyo a la lengua y cultura valenciana. Estas, y otras muchas variables que inciden muy negativamente en las consecuencias de la decisión tomada, podrían hacer pensar que la misma, se ha tomado sin una reflexión adecuada, y ha sido más bien una reacción enrabietada ante una sentencia del TSJCV que, sin ser esperada, no era deseada.

Pero el mundo de la política es mucho más. Es ante todo un juego de intereses económicos por importantes grupos de presión. Pero también es un modo de vida para los integrantes de esta cuadrilla de privilegiados, que buscan, ante todo y por encima de todo, su bienestar y la pervivencia de sus privilegios. Todas estas reflexiones me animan a pensar que tal vez la medida anunciada, esconda en el fondo toda una serie de razones interesadas, que vayan mucho más allá de la simple consideración de una decisión tomada “en caliente”.Expongamos las diferentes posibilidades:

-         Un cambio en la posición negociadora de fuerza: Suponiendo que en el fondo se quisiera una pervivencia de la RTVV pública, la sentencia del TSJCV anulando el ERE supondría una nueva negociación tanto con los partidos políticos de la oposición, para pactar una nueva radio y televisión, públicas y viables, como con el comité de empresa, para acordar con ellos una solución laboral a largo plazo. En esta situación, el Consell partiría con una situación negociadora débil, debido a la sentencia tan abrumadoramente negativa. Una forma de cambiar la posición negociadora sería el anuncio del cierre, y mantenerse en el mismo; en esta tesitura, cambia la situación en la negociación, ya que tanto los partidos de la oposición, como el comité de empresa, deberán de emplear todos sus esfuerzos en evitar la desaparición del servicio de radiotelevisión, a costa de renunciar a importantes reivindicaciones, tanto en materia de número de trabajadores de la nueva RTVV, como de requisitos de exclusión e incluso, de estructura final del servicio. Digamos que, en este caso, cualquier acuerdo alcanzado para salvar RTVV, en el entorno actual, se daría casi por bueno. En el momento que se asume por todos los interlocutores la imposibilidad de seguir con este servicio, con la estructura actual, y se implora el diálogo para acordar un servicio sostenible, se está asumiendo que muchísimos trabajadores del antiguo ente deberán de abandonar sus puestos de trabajo, y por lo tanto, la situación de fuerza negociadora se cambia respecto a la inicialmente existente.

-         Intereses políticos personales. Alberto Fabra no accedió a la presidencia de la Generalitat encabezando una candidatura elegida por el pueblo; fue designado por el PP nacional, para solventar el problema planteado por la dimisión de Camps. Se ha dicho por muchos observadores, que Alberto Fabra no tiene el completo apoyo del aparato de su partido; tiene muchas facciones en contra. Una forma de adquirir liderazgo, ya no de cara a su partido a nivel de Comunidad Valenciana, sino a nivel nacional, es tomar una decisión política muy demandada por el aparato del partido estatal, que va en consonancia con la política recentralizadota y anti-autonomista, y que va a estar muy bien vista por los medios de comunicación afines, con importantes intereses ideológicos y económicos. En otras palabras, Fabra ha pasado de ser un político desconocido de provincias a ser el primer político que tiene la suficiente valentía de cerrar una televisión autonómica; televisiones que son, para todos los medios nacionales conservadores, la mejor muestra del despilfarro que supone el actual sistema autonómico. Alberto Fabra pasaría, con esta decisión, a ser la referencia y modelo nacional del político neoliberal y re-centralizador.

-         Intereses económicos de grandes grupos de comunicación. Sabido es la campaña de acoso y derribo a todo lo que suene a público, de los grandes grupos económicos. Tanto en sanidad, como en educación y en otras áreas de los servicios públicos, se nos están vendiendo las bondades de la gestión privada, como las ineficacias y el despilfarro de la gestión pública de los mismos. El área de los medios de comunicación no es ajena a esta tendencia. Los grandes grupos de comunicación ya consiguieron la eliminación de la publicidad en RTVE, acaparando la inversión destinada a la radio y a la televisión públicas. Una vez conseguido este botín, su estrategia continúa, siendo en este caso su objetivo las radios y televisiones autonómicas. Conseguir su cierre o privatización supondrá llevarse los millones de euros que obtienen estas en inversión publicitaria. Como alternativa a su cierre, ofrecerán los medios privados prestar este servicio público, a cambio de jugosos cánones, y asegurando una línea editorial afín, con independencia del resultado de las elecciones políticas de cada región.


Personalmente, en base a mis observaciones personales, creo que las dos últimas razones son las que han incidido directamente en la decisión de Alberto Fabra de anunciar el cierre de RTVV. Personalmente se sitúa como un gran político neoliberal, pionero en la toma de decisiones recentralizadotas, y contando con todo el apoyo tanto del aparato de su partido, a nivel estatal, como de los medios de comunicación que lo apoyan. Pero es que el segundo motivo, el económico, es el que ha primado en esta decisión. Empiezan ha aparecer en prensa informaciones que indican que el grupo Unidad Editorial (El Mundo, Pedro J. Ramírez), está detrás de esta decisión. Es intrigante que fuera Pedro J. una de las personas a las que Alberto Fabra consultara la mediada a tomar, y fuera el primer medio que la anunciara (antes incluso que el propio Consell). Pero más intrigante es el hecho de que Unidad Editorial esté en estos momentos, montando una estructura para poder gestionar una televisión. Me han llegado noticias al respecto, y espero, en el momento que tenga confirmación de las mismas, ampliar la información al respecto. La jugada será redonda. El Consell adjudicará la gestión de la televisión autonómica a Unidad Editorial por ejemplo; por el hecho de que emitan una programación de ¿servicio público? y una parte de la misma en valenciano, les adjudicarán una subvención de 40-50-60 millones de euros, con la escusa de que cubrirán el servicio público de la antigua RTVV. Este grupo encomendará la parrilla de programación a alguna productora nacional (¿Vertice 360?). El canon pagado por el Consell, más los ingresos de la comercialización publicitaria, revertirán en pingües beneficios para el grupo privado adjudicatario. El partido Popular se asegurará tener un medio afín, con independencia de los resultados electorales, que podrían hacer cambiar la tendencia editorial de una televisión regional pública. Una jugada perfecta.

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